TRABAJO DE 2º ESO:
“EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA”
Instrucciones:
- Se debe enviar a la siguiente dirección de correo electrónico: cbuenoacero@gmail.com
- En la primera diapositiva se pondrá como título: “La igualdad entre el hombre y la mujer”, el nombre del alumno/a y el grupo.
- El archivo se debe guardar con el nombre del alumno/a y el grupo.
- En cada uno de los apartados se especifica el número mínimo de diapositivas que se deben hacer.
- La inserción de imágenes y enlace a vídeos es opcional y libre.
LA IGUALDAD ENTRE HOMBRES Y MUJERES
1.
EL SER HUMANO: VARÓN Y MUJER (2 dispositivas)
El ser humano se
compone de dos sexos: varón y mujer. Ambos tienen la misma dignidad y
merecen el mismo respeto. No obstante, en el pasado las mujeres no
siempre han sido consideradas humanas de pleno derecho, es decir, su valía
no ha sido reconocida como equivalente a la de los varones.
Tradicionalmente se
han asociado unos estereotipos a los varones y otros a las mujeres. Así, se consideraba que todo
ser humano nacido varón tenía que ser valeroso, inteligente, fuerte y ganar
mucho dinero para mantener a su familia. Del mismo modo, toda mujer debía ser
bella, débil, inocente y tener como objetivo vital el casarse y tener
hijos.
De este modo, había
muchos comportamientos o actividades que un hombre no podía desempeñar por el
simple hecho de ser hombre. Asimismo, las mujeres tampoco podían actuar
con libertad. Sin
embargo, hoy sabemos que tanto varones como mujeres pueden realizar numerosas
tareas que inicialmente estaban vetadas e incluso dedicarse profesionalmente a
ellas.
Es cierto que, en
líneas generales, hay ciertas características biológicas que diferencian
a los varones de las mujeres, como por ejemplo la altura o la flexibilidad.
Ahora bien, no se trata de diferencias tan acusadas como para justificar la
discriminación reiterada de una persona por razón de su sexo.
Cada persona es única
y tiene unas características individuales que la distinguen del resto, con
independencia de si es un varón o una mujer. Por lo tanto, su valía tiene que
ser reconocida examinando las virtudes y capacidades que le son propias.
2.
CAUSAS Y FACTORES DE LA DISCRIMINACIÓN DE LAS MUJERES (2
diapositivas)
El problema de la
discriminación de las mujeres es multicausal. A continuación analizaremos
los principales factores que han provocado la discriminación de este colectivo:
a) Circunstancias
socio-políticas: A lo largo de la historia, la mayoría de las sociedades
humanas se han organizado en estructuras patriarcales, de manera que la
autoridad, el liderazgo y el poder eran ejercidos por los varones, estando
las mujeres y los hijos subordinados a ellos.
b) Circunstancias
económicas: las sociedades patriarcales se han caracterizado por la división
sexual del trabajo, de manera que los varones salían fuera del hogar para ganar
un salario mientras que las mujeres se dedicaban a las tareas domésticas y
al cuidado de hijos y enfermos. La no remuneración del trabajo
femenino ha supuesto su total dependencia económica del “padre de
familia”.
c) Pensamiento
androcéntrico: Dado que los varones eran quienes poseían los medios para
estudiar, formarse e investigar; sus teorías científicas, filosóficas y
políticas enseñaban un modo de comprender la realidad en el que ellos mismos,
en tanto que varones, eran más relevantes que las mujeres, siendo ellas
descartadas de sus estudios o consideradas de forma estereotipada.
d) Lucha de
intereses: Una vez que los varones detentaban el poder, gran parte
de ellos se opusieron a las vindicaciones femeninas surgidas a raíz de la
Ilustración, pues eran reacios a perder sus antiguos privilegios. Sin
embargo, otros hombres como Condorcet y Mill apoyaron el cambio
social necesario para que las mujeres alcanzasen la igualdad de derechos.
3.
LA LUCHA POR LA IGUALDAD DE DERECHOS DE LAS MUJERES (4
diapositivas)
El feminismo es
un movimiento social, político y filosófico cuyo objetivo consiste en alcanzar
la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Este movimiento surgió
en el siglo XVIII, momento en el que las ideas ilustradas acerca de la igualdad
entre todos los seres humanos calaron en las mentes de algunas mujeres, las
cuales comenzaron a reivindicar sus derechos.
En 1791, la literata francesa
Olympe de Gouges escribió la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la
Ciudadana al considerar que la Declaración de Derechos del Hombre y
del Ciudadano proclamada por la Revolución Francesa no amparaba a la mitad
de la humanidad, es decir, a las mujeres.
El primero de los
diecisiete artículos que componen su declaración afirma lo siguiente: La
mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Las distinciones
sociales sólo
pueden estar fundadas
en la utilidad común. Desafortunadamente, las palabras de Olympe de
Gouges tardaron mucho
tiempo en ser tenidas en cuenta, pues su autora fue ajusticiada en el
cadalso por apoyar la
causa de los girondinos. No obstante, en la actualidad su declaración es
considerada como uno
de los grandes alegatos escritos a favor de las mujeres.
En 1792, la filósofa
y escritora inglesa Mary Wollstonecraft publicó su obra Vindicación de los
derechos de la mujer, en respuesta a los escritos en los que Rousseau afirmaba
que las mujeres debían recibir una educación diferente a la de los varones,
pues ellas estaban hechas para agradar. En su obra Wollstonecraft defendía que
las mujeres recibieran una educación de la misma calidad y extensión que
la de hombres.
De modo general, las
mujeres del siglo XVIII reivindicaron el derecho a la educación, el derecho al
trabajo, los derechos matrimoniales y el derecho al voto. Sin embargo, con el advenimiento
del Código de Napoleón, las mujeres fueron de nuevo obligadas a obedecer a sus
maridos sin poder
ejercer una profesión. Al siglo XVIII se le denomina “la primera ola”
del
feminismo.
La segunda ola del
feminismo comenzó en el siglo XIX y finalizó a mediados del siglo XX. Uno
de sus objetivos principales fue la reivindicación del derecho al voto,
llevada a cabo
por las sufragistas.
Las sufragistas eran unas mujeres norteamericanas que ya tenían experiencia
política, ya que habían defendido la abolición de la esclavitud y que
después
vindicaron el sufragio
femenino. En 1848 sesenta y ocho mujeres y treinta hombres firmaron la
Declaración de Seneca
Falls o Declaración de sentimientos en la que se reivindicaban
los
derechos de las
mujeres. Este texto es considerado uno de los primeros programas políticos
feministas. Gracias a
él, Wyoming se convirtió en el primer estado de los EEUU que reconoció
el voto a las
mujeres. Fue en 1869, veintiún años después de la declaración de Seneca Falls.
Otro de los objetivos
del feminismo de la segunda ola fueron los derechos laborales.
Las mujeres cobraban
un sueldo inferior al de los varones y no se veía con buenos ojos que
desempeñasen tareas
fuera del hogar. Entre las autoras que defendieron los derechos laborales
de las mujeres
destacan Flora Tristán y Rosa Luxemburgo. Ahora bien, las mujeres
socialistas encontraron cierta resistencia en los varones obreros, los cuales
defendían la igualdad
de derechos de los
obreros pero no tenían tan asumida la necesaria igualdad de las mujeres. Para
convencerles, Flora
Tristán redactó las siguientes palabras: A vosotros obreros, que sois las
víctimas de la
desigualdad de hecho y de la injusticia, a vosotros os toca establecer, al fin,
sobre la tierra el
reino de la justicia y de la igualdad absoluta entre el hombre y la mujer.
Entre el final de la
segunda ola del feminismo y el comienzo de la tercera se publicó una
obra filosófica que
supuso toda una revolución en el modo en el que las mujeres se concebían a
sí mismas. Dicha obra
se titula El segundo sexo y fue escrita por la filósofa existencialista
Simone de Beauvoir en 1950.
En su obra, Beauvoir
analizó pormenorizadamente y a través de diversas disciplinas, cómo era la vida
de las mujeres. Llegó a la conclusión de que gran parte de los rasgos que la sociedad
consideraba femeninos no era más que una convención social, de manera
que la subordinación a la que se veían abocadas las mujeres no tenía una causa
biológica fundamentada sino una causa cultural. Esta tesis se resume en
su famosa frase No se nace
mujer, se llega a
serlo.
Traducido a numerosos
idiomas, el libro de Beauvoir inspiró la tercera ola del feminismo, la
cual se extiende hasta la actualidad. El feminismo de la tercera ola se
caracteriza por la investigación, la reflexión y la publicación de obras
emblemáticas como La mística de la
feminidad de Betty Friedan y Política
sexual de Kate Millet. A partir de los años 70, el
feminismo se ha
diversificado en diferentes corrientes de pensamiento, dando lugar a: el
feminismo de la
igualdad, el feminismo de la diferencia, el cyberfeminismo,
el ecofeminismo y la teoría queer. En conclusión, actualmente no
existe un único “feminismo”
sino que hay
distintos “feminismos” cuyas teorías no son coincidentes, aunque todos ellos
tienen un único
objetivo en común: lograr la igualdad entre hombres y mujeres.
4. EL PROBLEMA DE LA
VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES (2 diapositivas)
La violencia de
género consiste en todo acto de violencia física o psicológica ejercida
por un varón unido
sentimentalmente a una mujer como manifestación de la situación de
discriminación y
desigualdad en la que ella se encuentra.
Para prevenirla es
importante, en primer lugar, que los varones sean conscientes de que
sentir celos
extremos, controlar, insultar, amenazar o incluso pegar a su pareja no es en
modo
alguno señal de que
se la quiera más ni una manera saludable o ética de establecer relaciones
afectivas.
En segundo lugar, es
necesario que las mujeres sean conscientes de que el maltrato no
es tolerable en una
relación de pareja, aunque haya problemas o conflictos que resolver. Es
sumamente arriesgado creer que el
maltratador es inmoral sólo debido a está pasando una
mala racha y que va a
cambiar porque está arrepentido. Son muchos los maltratadores que
vuelven a ser
violentos, y cada vez lo son de forma más peligrosa, llegando incluso a asesinar
a
su pareja.
Las cifras de la
violencia contra las mujeres son escalofriantes. Cada año más de 50
mujeres mueren en España a
manos de sus parejas o ex-parejas. En ocasiones la cifra de
víctimas casi se
duplica. Esta violencia incluye vejaciones, violaciones, estrangulamientos,
disparos con arma de
fuego, puñaladas, golpes, etc.
Ante este panorama
desolador, el Parlamento Europeo formuló una resolución en
1997, según la cual
era necesario modificar las actitudes de la sociedad para que existiese
tolerancia cero ante el maltrato a
las mujeres. El maltrato es censurable éticamente y
denunciable ante las
autoridades. En esta línea, diversos gobiernos han articulado un marco
legal que permita
luchar contra esta lacra social.
En España, desde el
año 2004, existe la Ley Integral contra la violencia de género. En
consecuencia, ante
una situación de maltrato, la mujer víctima de violencia de género tiene
derecho a recibir
plena información y asesoramiento, así como asistencia psicológica y
apoyo social para su completa
recuperación.
La violencia de
género deja secuelas en las mujeres que la sufren: ansiedad, angustia, estrés
crónico, mareos, alteraciones gastrointestinales, problemas urinarios,
depresión y baja autoestima. De ahí la importancia de los servicios e
instituciones, como por ejemplo las casas de
acogida o el
Instituto de la Mujer, que colaboran para que las víctimas puedan recuperarse y
reintegrarse con
normalidad en la sociedad.
5.
BUENAS PRÁCTICAS PARA LA IGUALDAD ENTRE SEXOS (2 diapositivas)
Para lograr que
nuestra sociedad sea más equitativa, instaurando unas relaciones entre hombres
y mujeres que se basen en el respeto mutuo y la colaboración, existen
una serie de medidas que es recomendable favorecer:
a) Coeducación:
tanto en el hogar como en la escuela, es de suma importancia que se enseñe
a niños y niñas a
valorarse y a respetarse desde un marco equitativo. Para ello es importante
que en la escuela se enseñen las contribuciones de las mujeres al saber, se fomente
el uso compartido del patio de recreo y se procure utilizar un lenguaje no
sexista.
b) Condiciones
laborales: tanto hombres como mujeres deben cobrar el mismo salario si la
tarea que desempeñan
es la misma. Ambos deben tener las mismas posibilidades de promoción y
ascenso. Se debe evitar y denunciar el acoso sexual en el trabajo. Las mujeres han
de poder acceder a las profesiones de prestigio en igualdad de condiciones con
los varones.
c) Corresponsabilidad
doméstica: todas las personas que compartan un hogar deben aprender a
organizar un reparto equitativo de las tareas domésticas, de manera que
cada una contribuya con su esfuerzo al bienestar del grupo. Las tareas
domésticas no se limitan a cocinar o fregar sino que incluyen las gestiones
administrativas, la economía familiar y el cuidado tanto de los otros
habitantes del hogar como de animales y plantas que se encuentren en el mismo.
d) Conciliación de
la vida familiar y laboral: las empresas y organismos que empleen a profesionales,
de ambos sexos, deben velar por la implantación de medidas que impulsen la
conciliación de la
vida familiar y laboral. Por ejemplo los permisos por maternidad y paternidad,
el teletrabajo, el horario flexible y el servicio de ludotecas o
guarderías.
Con una buena
aplicación de estas medidas se logrará una sociedad en la que hombres y
mujeres podrán colaborar
juntos en todos los ámbitos; compartiendo espacios, responsabilidades y
proyectos. Dicha sociedad será beneficiosa para todo el mundo porque no
sólo será una
sociedad más equitativa, sino también una sociedad más justa, basada en
el
intercambio, la cooperación y la búsqueda de metas comunes.
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