Miguel Cruz Hernández, arabista y filósofo español, en su artículo “Avicena, jefe de los sabios” nos ofrece la siguiente información sobre Avicena.
El nombre completo de Avicena es Abu Ali al-Husain ibn
Abdullah ibn Sina, nacido el mes de agosto de 980 en Afchana (Havzana),
provincia de Jorasán, actualmente en Uzbekistán. Desde niño fue considerado un
genio ya que a los diez años mostró su facilidad y precocidad en las enseñanzas
de un maestro de humanidades y Alcorán. Su padre le mandó aprender aritmética,
geometría y problemas con un comerciante. Más tarde estudió filosofia con Abu
Abd Allah al-Natili descubriendo grandes autores: Porfirio, Aristóteles,
Euclides, Ptolomeo... Se cuenta como curiosidad que leyó cuarenta veces la
Metafísica de Aristóteles. Avicena mezcló la doctrina aristotélica con el
pensamiento neoplatónico, adaptando a su vez el resultado al mundo musulmán.
Tuvo una gran influencia en pensadores posteriores de la talla de Tomás de
Aquino, Buenaventura o Duns Escoto. Su ansia de saber lo llevó a los estudios
de medicina. Conoció rápidamente los libros sobre la materia y puso especial
atención en la observación de los pacientes con el objetivo de perfeccionar su
diagnóstico y tratamiento. Sus esfuerzos fueron enormes, confiesa que durmió
muy poco y: "Cuando me dormía- escribe en su autobiografía- soñaba con
aquellas cuestiones ante mis ojos, de suerte que varias encontraron su solución
en el soñar." Es considerado uno de los médicos más grandes de todos los
tiempos. Según afirma, llegó a dominar todas las ciencias hasta donde alcanza
la capacidad humana. Escribió alrededor de 450 libros de distintas materias,
fundamentalmente filosofía y medicina. Sus dos libros más famosos son El libo
de la curación y El canon de medicina. Se hermanan el pensamiento de Avicena
con el de Averroes (1126 - 1198) ya que ambos suponen el acercamiento del Islam
(y del Cercano Oriente) a la filosofía griega.
Una de sus hazañas más conocidas fue en los tiempos en
que Nuh ibn Manssur al Samani gobernaba Bujara . Éste enfermó y ninguno de los
médicos de la corte le supo curar. Enterado de la fama de Avicena mandó
llamarle. Avicena fue su médico y su amigo. Y fue gracias a esa amistad que
pudo acceder a la biblioteca del gobernador. Allí se perdió días y días de su
vida, entre libros y manuales, leyó y pidió, memorizó y clasificó. A los
dieciocho años consideró que había adquirido cuantos conocimientos teóricos
podían alcanzarse entonces. Y con tan solo veinte años escribió el Kitab al
Machmu (Libro del Compendio). Dos años más tarde su padre murió, eso le llevó a
marcharse de la ciudad. Viajó por muchas ciudades: Nisa, Abiward, Tus, Chiqqam,
Churchan. Conoció a Abu Ubayd al Chuzachani, su discípulo y mejor biógrafo.
Avicena estuvo al servicio de muchos gobernadores y hasta pasó algunas semanas
encarcelado. Su destino final fue Ispahán, en esta ciudad terminó y escribió
sus obras más importantes. El príncipe le profesó gran aprecio y lo acompañó en
todos sus viajes. Según Al-Chuzachani (su discípulo y biógrafo), Avicena era un
hombre de constitución fuerte, un trabajador incansable y de extraordinaria
inclinación sexual. Le gustaba gozar de la vida, amaba la música y era
aficionado a las bebidas alcohólicas.
Su salud se vio afectada con la aparición de un fuerte
cólico que se convirtió en disentería, la medicación le produjo una ulceración
intestinal. La disentería se le hizo crónica y durante uno de sus viajes, el
farmacéutico encargado de subministrarle la medicación puso una dosis quince
veces mayor que la prescrita. Desde entonces la disentería empeoró y sufría
dolores continuamente. Pero a pesar de eso siguió trabajando en sus obras y
realizando conferencias. Fue acompañando a Ala al-Dawla, de vuelta a Ispahán,
cuando le sobrevino un último cólico. Llegó muy débil a la ciudad y murió en
julio de 1037, a la edad de cincuenta y ocho años. Antes de morir explicó;
"El principio que rige mi cuerpo ya no es capaz de dirigirlo y ni los
mismos remedios servirán para nada".
Gilbert Sinoué se aventura a la escritura de una novela biográfica de Avicena. Titula la obra "Avicena o la ruta de Isfahán. La lucha contra la muerte". Esta biografía se fundamenta en los manuscritos que dejó Al-Chuzachani, compañero, discípulo y biógrafo del Príncipe de los Médicos. Esta vida novelada se sitúa en la Persia de los siglos X y XI.
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